Autor: Sofía Fuentes G
Referencia
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Galan, M. y Echeita, G. (2011). La atención a
los alumnos y alumnas con necesidades educativas especiales. En Martín, E. y
Mauri, T, Orientación educativa. Atención a la diversidad y educación
inclusiva (pp. 107-126) Barcelona: Graó
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Síntesis
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Los autores comienzan el capitulo intentando
explicar el origen y posterior desarrollo del concepto “necesidades
educativas especiales” (n.e.e) para así finalmente proponer una visión
crítica con respecto a éste. Es así como relatan que durante la primera mitad
del siglo XX, los alumnos que presentaban ciertas dificultades en el
aprendizaje eran considerados como personas con déficits endógenos, lo cual
traía consigo la consideración de que
éstos eran incurables. Luego, durante la segunda mitad del mismo siglo
tales concepciones comenzaron a ser modificadas gracias al auge de la
corriente ambientalista, la cual propuso que el aprendizaje era posible en
todo ser humano, ya que la conducta era en gran parte condicionada por el
entorno. Aun así, se mantenía la idea de que quienes presentaban dificultades
en su aprendizaje poseían ciertas deficiencias endógenas, que solo podían ser
parcialmente modificables, lo cual trajo una vez más aislamiento y
discriminación hacia tales alumnos.
Es en el año 1978, gracias a la publicación
del informe Warnock, que se comienza a cambiar la concepción con respecto a
la educación especial. Entre los aspectos más relevantes expuestos en tal
informe, se encuentra la idea de que los fines de la educación son iguales
para todos los alumnos y que por ende, las necesidades educativas hacen
referencia a las ayudas necesarias para alcanzar tales fines. A la base de
estas nuevas consideraciones estaban los resultados de investigaciones sobre
el desarrollo humano, los cuales ponían de manifiesto que tal desarrollo era
el producto de las interacciones establecidas entre el sujeto y el ambiente
social y físico que lo rodea, dando origen a la idea de que sería posible una
intervención que optimizara tal interacción a través de una acción educativa
planificada y explícita. Lo anterior desplazó la preocupación de la
intervención educativa desde los posibles déficits del alumnado hacia el trabajo
realizado por el profesorado. Es así como en la Conferencia Mundial de la
UNESCO sobre Necesidades Educativas Especiales, realizada en Salamanca en el
año 1994 se termina por consagrar el concepto de n.e.e. Con tal término se
intentaba dar una mayor atención a la vulnerabilidad de ciertos alumnos,
propiciando así un aprendizaje de calidad para todos.
En base a lo expuesto anteriormente, los
autores del presente capítulo plantean que en la actualidad se continua
enmarcando a los alumnos con n.e.e en un marco de exclusión y marginación
educativa, ya que continua haciendo una división entre alumnos normales y los
no tan normales, además de desviar el foco de atención hacia los aspectos
individuales en vez de preocuparse de las políticas, valores y procesos
educativos, que según los autores, al ser llevados a cabo de manera
deficiente son los que mantienen la desventaja y exclusión de muchos alumnos.
Es por esto que Galan y Echeita afirman que el término de n.e.e debería ser reemplazado, por ejemplo, por
el de “barreras al aprendizaje y participación” propuesto por Booth, y Ainscow, (2002). Tal término permitiría poner el acento
en una acción educativa y orientadora, cuyo foco de atención este puesto en
la planificación, implementación y evaluación de las ayudas pedagógicas que
requiere el alumnado.
Es así como se plantea que una de las principales tareas
de los orientadores es sacar a la luz las barreras para el aprendizaje, la
presencia y la participación, presentes en la cultura de los centros
escolares, en sus procesos de planificación, así como también en las
prácticas de su profesorado. Para esto, los orientadores deben llevar a cabo
un análisis en conjunto a la comunidad educativa, el alumno y su familia, con
el fin de construir las adaptaciones
consideradas pertinentes, ya sean globales o individualizadas, respondiendo
siempre a las necesidades del alumnado, para que finalmente éste consiga las
competencias básicas que pretenden los objetivos generales de cada etapa
educativa.
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Comentario
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La visión crítica expuesta por Galan y
Echeita con respecto al concepto de n.e.e permite comprender que solo desde
un modelo social de las dificultades de aprendizaje y discapacidad se podrán
implementar pautas de acción que verdaderamente logren alcanzar mayores
niveles de inclusión educativa y atención a la diversidad.
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Citas textuales
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“Consideramos que el enfoque
con que se asocia (el concepto de necesidades educativas especiales) tiene
limitaciones como modelo para resolver las dificultades educativas y puede
ser una barrera para el desarrollo de prácticas inclusivas en los centros
educativos, ya que, al “etiquetar” a un alumno con NEE, puede generar expectativas
más bajas por parte de los docentes, y además esta práctica se centra en
las dificultades que experimentan los alumnos que
están “etiquetados”, lo que puede desviar la atención de las dificultades
experimentadas por otros alumnos” (Booth y Ainscow,2002, en Galan y Echeita,
2011, p. 11-12)
“Las actuaciones del
orientador al respecto son por lo tanto, de suma
importancia (…). Estas
actuaciones han de centrarse, primero,
en construir un compromiso compartido entre todos los que tienen
responsabilidad sobre el aprendizaje de este alumnado (…)y observar el
trabajo que allí se realiza, mostrando a continuación su disponibilidad sincera para compartir sus
análisis con vistas a las adaptaciones que puedan ser pertinentes” (p.16)
“tales adaptaciones sólo encuentran un marco
apropiado y llegan a tener sentido cuando se llevan a cabo después o al
unísono de una intervención más sistémica y global (…) se han de elaborar con
el compromiso compartido del profesorado implicado (coordinador por el tutor
responsable final del mismo), de los profesores de apoyo, de los orientadores
y de la familia, así como con la participación del propio alumno” (p.17).
“es necesario que las decisiones en cada área se
articulen, desde un análisis transversal de las mismas, de forma que se
asegure lo esencial y funcional para que los alumnos con adaptaciones en su
currículo puedan conseguir las competencias básicas que pretenden los
objetivos
generales de cada etapa.” (p.18)
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Departamento de Psicología FACSO Universidad de Chile |
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