El capítulo
dos de este libro se enfoca en la proposición de un enfoque
multidimensional en la comprensión de la discapacidad intelectual (DI) que
consiste en concebir que la DI supone una interacción dinámica y recíproca
entre habilidad intelectual, conducta adaptativa, salud, participación, contexto
y apoyos individualizados.
El
constructo de DI incluye dos enfoques. El primero focalizado en las operaciones
en donde se mide y observa el constructo, relacionada al diagnóstico y la
clasificación, mientras que el segundo concibe al constructo en términos
relacionales con otros constructos. De esta manera, el enfoque multidimensional
de la Asociación Americana de Discapacidades intelectuales y del Desarrollo
(AAIDD) utilizaría el segundo enfoque.
Es
así, que la AAIDD realiza una distinción entre los constructos de DI y
retraso mental en términos del lugar de residencia de la discapacidad. En la
DI se considera a la discapacidad como el ajuste entre capacidades de la
persona y su contexto. En cambio, en el retraso mental, la discapacidad se
entiende como un defecto personal. No obstante, ambas son mejor definidas
en relación a las limitaciones del funcionamiento humano, por lo que la
definición de DI utilizada en este capítulo está enfocada a ello.
Luego,
en el capítulo se presenta un marco conceptual del funcionamiento humano,
el cual tiene dos componentes: cinco dimensiones (habilidades
intelectuales, conducta adaptativa, salud, participación y contexto) y el
rol de los apoyos. Desde la perspectiva multidimensional del funcionamiento
humano, la DI supone una interacción recíproca y dinámica entre ambos
componentes. Este modelo es coherente con el modelo CIF de la Organización
Mundial de Salud (OMS), el cual entiende el funcionamiento humano como un concepto
que incluye todas las actividades vitales. En este contexto, las
limitaciones en el funcionamiento humano reciben el nombre de discapacidad.
Según
lo anterior, se describen brevemente las cinco dimensiones del
funcionamiento humano, las cuales serán detalladas en los próximos
capítulos del libro.
Las
habilidades intelectuales conciben a la inteligencia como una capacidad
amplia para la comprensión del entorno, el otorgar sentido a las cosas o la
toma de decisiones. Es así, que el concepto de inteligencia podría explicar
el hecho de las diferencias entre los individuos respecto de sus
habilidades intelectuales.
La
conducta adaptativa consiste en el conjunto de habilidades conceptuales,
sociales y prácticas para el funcionamiento cotidiano, destacando así la
AAIDD, en este apartado, su implicancia en tres puntos claves.
En la
tercera dimensión, se indaga respecto de la definición de salud partiendo
de la premisa, brindada por la OMS, de que es un estado integral de
bienestar físico, mental y social. Tanto los efectos de la salud como de la
salud mental en el funcionamiento de personas con DI pueden ser
facilitadores (si la salud en buena) o inhibidores (limitaciones en la
salud) de la DI.
La
participación, relacionada con el funcionamiento del individuo en sociedad,
es definida como la actuación de las personas en actividades diarias en
todos los ámbitos de la vida social. Aquí se plantea su importancia y su forma de evaluación.
La
última dimensión es el contexto, el cual consiste en las condiciones
interrelacionadas en las que las personas viven sus vidas, y es visto desde
una perspectiva ecológica que incluye tres niveles: el microsistema, el
mesosistema y el macrosistema, siendo esta variedad de entornos importantes
para las personas con DI es al determinar el tipo de contexto en el cual se
encuentra. A su vez, los factores contextuales contienen factores
ambientales (ambiente físico, social y actitudinal) y factores personales
(características individuales) que en conjunto reflejan el historial de
vida completo de una persona.
Finalmente,
se sugiere el concepto de apoyos individualizados como una herramienta
efectiva en el mejoramiento del funcionamiento humano, siendo los apoyos
las estrategias, y recursos que pretenden promover el desarrollo, la
educación, los intereses y el bienestar, mejorando así el estado de funcionamiento
específico de DI. Los apoyos tienen tres bases: contextual, ecológica e
igualitaria, las cuales son detalladas por separado.
Al
final del capítulo se realiza un resumen, el cual enfatiza que para la
comprensión de la DI se requiere un enfoque ecológico y multidimensional que refleje la interacción individuo –
entorno, indagando así en las diversas ventajas que tendría esta concepción
multidimensional en lugar de la concepción de “defecto de la mente”
impregnada en el término retraso mental.
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