Es por ello, que nosotras apostamos por una nueva concepción del psicólogo en las escuelas, en donde éste signifique un apoyo para toda la comunidad educativa, tanto dentro como fuera del establecimiento. Que se preocupe por el bienestar de los estudiantes, el equipo docente, los directivos y los apoderados, pero todos trabajando en conjunto, como una sola entidad. Que sea un elemento inclusivo, es decir, que fomente la inclusión y participación de todos los agentes que participan en educación.
En cuanto a lo que respecta a educación infantil, los psicólogos tenemos mucho que aportar, tanto en nuestros conocimientos teóricos acerca del desarrollo evolutivo, como en nuestra práctica. En este sentido, nosotras proponemos un psicólogo que signifique un apoyo en los jardines. Asumimos que la práctica docente en la "educación preescolar" está pasando por situaciones complejas, dadas todas las reformas que se han llevado a cabo, así como por la normativa que rige a los jardines infantiles. Sin embargo, proponemos un psicólogo que no sobre-diagnostique a una edad tan temprana, sino, muy por el contrario, que respete los tiempos de cada niño en lo que refiere a su desarrollo, fundamentándose en los conocimientos que poseemos, como profesionales, en cuanto a ésta área. Al mismo tiempo, proponemos un psicólogo que trabaje con los padres, en conjunto con las docentes, con el fin de educar a la población en cuanto al tema. Finalmente, un psicólogo que no defienda la escolarización temprana, que defienda los principios constructivistas del conocimiento, y que en este sentido, defienda la importancia de las actividades lúdicas en el aprendizaje, ya que bien son sabidos los beneficios que éste tiene para el desarrollo durante la infancia.
Sabemos que el camino no es fácil, pero creemos, fehacientemente, que es posible generar cambios en la educación chilena desde nuestra disciplina. Seamos nuevos profesionales, comprometidos con nuestro trabajo, y por sobre todo, comprometidos con nuestros niños. Si tenemos niños felices, tendremos adultos felices. Démosle la importancia que merece la infancia.
¡Menos retos y más juegoooooooos!
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